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En esa ocasión, el rey Ahaz y su familia se enteraron de que los sirios se habían aliado con los israelitas del norte. Al oír esto, el rey y el pueblo se pusieron a temblar de miedo, como tiemblan las hojas de los árboles cuando sopla el viento.

Entonces Dios le dijo a Isaías:

«Toma a tu hijo Sear-iasub y preséntate ante el rey Ahaz. Lo encontrarás cerca del canal que trae el agua del estanque superior. Ese canal está en el camino que va al Campo del Tintorero. Allí le dirás al rey lo siguiente:

“Ten cuidado, pero no te asustes;
el rey Resín y el rey Pécah están furiosos,
pero no les tengas miedo,
pues no son más que un fuego
que sólo echa humo y pronto se apaga.

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